La  creación de la obra Blanca y la pantalla embrujada y su correspondiente puesta en escena, nacen de la necesidad de desarrollar un lenguaje escénico que llegue directamente tanto a niños como adultos, permitiéndoles divertirse y reflexionar al mismo tiempo ante ciertos temas que los atañen directamente.

Esta compañía apuesta por una historia divertida y novedosa, llena de música, colores y personajes interesantes en los que el público pueda sentirse y verse reflejado. Se utilizan elementos audiovisuales y en algunos momentos la obra se acerca al musical, integrando así otras formas artísticas.